La
comunidad habla del toro candela de la grita, actividad cultural que se lleva a
cabo desde hace muchísimos años. En 1970 la actividad desapareció y hace diez
años volvió a renacer.
Esta
actividad consiste en que la comunidad construye una figura de toro con madera
trapos y papel, a este se le encienden los cachos y hacen una caminata por toda
la comunidad unidos y compartiendo con gente.
Las
tradiciones tachirenses se resisten a morir, permaneciendo aferradas a quienes
de ellas escribimos o aquellos pueblos, instituciones y municipios que las
mantienen como realidad esencial de esta región.
Una de
esas costumbres, que se recuerda en el mes de diciembre, es el toro candela o
toro de candela que se transforma en una fiesta colectiva de alternativas
divertidas y casuales que son comentadas largo tiempo después de sucedidos.
Lo
primero que hay que hacer para tener al toro de candela es construirlo. Se
realiza una armazón de aluminio y madera que sea liviana y resistente.
En uno de
los extremos se coloca un largo rabo, bien de sisal o de trozos largos de tela.
En el otro extremo se ponen los cuernos del toro que son reales, buscados en el
matadero o encargados por el dueño de una carnicería al matadero. Los cachos
son recubiertos con estopas o trapos que puedan agarrar fuego fácilmente.
La
armazón se recubre de papeles gruesos, telas viejas dándole forma de toro y así
queda listo el animal que aún no es de candela, pero que es de colores porque
se pinta de todos los imaginables.
La fecha
escogida despierta gran expectativa. Se van preparando los participantes. Los
muchachos que son claves en la fiesta tanto hembras como varones. Los varones
se encargan de torearlo y a las hembras las persigue teniendo que correr,
saltar y esconderse.
Se
escogen, debidamente identificados, las personas que van a llevar al toro a
ritmo incierto por todas las calles del poblado y que serán los únicos que
saben de atajos y callejones por donde va a empezar y seguir la fiesta.
Sale el
toro de candela por las calles de los pueblos del Táchira, más de uno que quiso
torearlo sería derribado. Arden alegremente cuernos y cuerpo del toro, pero
mientras más candela hay más rápido se mueve el toro y más de uno o una cae al
suelo embestido por el animal ya en llamas.
Y va
pasando el tiempo: se va consumiendo el animal en llamas y además todos ya
están cansados. Se van reuniendo en una plaza previamente seleccionada cuando
se apagan los cuernos y los llevadores, toreros, coleadores, algunos de ellos
quemados o bien raspadas las rodillas o los codos, se van sentando alrededor de
la figura que se empieza a consumir totalmente.
Mañana
serán los cuentos. Los que se cayeron ante el avance del toro de candela; las
muchachas que entraron, en tropel, al zaguán de una casa para librarse del
toro, pero para enredarse con el perro guardián; de los consejos dados a los
que hoy lucen amoratadas las piernas y entrecerrados los ojos por el dolor que
causó la piedra o el piso que lo raspó.
Toro Candela
Es una fiesta celebrada cada 28 de
diciembre, proveniente de la devoción que llegó de España, en sus inicios y que
se fusionó con los nativos de La Grita, el toro candela nace en honor a
los años que se describieron de los peseros y de las fiestas aguinalderas.
La preparación de esta celebración comienza alrededor del 10 de diciembre, donde artistas gritenses se unen a fabricar con almidón, clavos y madera, el cráneo de un toro sacrificado en el matadero que en sus cachos lleva dos hachones de fuego, así llega el 28 de diciembre donde al ritmo de la música, danzas y caravana, se pasea al toro por las principales calles del pueblo, con los cachos encendidos, luego del recorrido es llevado a la plaza Sucre y allí lo queman por completo con el sonido de la pólvora y siguen celebrando toda la noche con músicos y poetas que acuden a la festividad.
La preparación de esta celebración comienza alrededor del 10 de diciembre, donde artistas gritenses se unen a fabricar con almidón, clavos y madera, el cráneo de un toro sacrificado en el matadero que en sus cachos lleva dos hachones de fuego, así llega el 28 de diciembre donde al ritmo de la música, danzas y caravana, se pasea al toro por las principales calles del pueblo, con los cachos encendidos, luego del recorrido es llevado a la plaza Sucre y allí lo queman por completo con el sonido de la pólvora y siguen celebrando toda la noche con músicos y poetas que acuden a la festividad.
Es una fiesta muy sentida y vivida por los gritenses.